CUENCOS TIBETANOS Y DE CUARZO

Se dice que los Cuencos Tibetanos originales fueron fabricados en el Himalaya a partir de la aleación de siete metales que se relacionan con siete planetas: oro–Sol, plata-Luna, mercurio-Mercurio, hierro–Marte, estaño–Júpiter, plomo- Saturno y cobre–Venus. El hecho de que los cuencos sean artesanos hace ver cómo ningún cuenco suena igual pues cada uno tiene su propio sonido.

Los cuencos, a través de la percusión o frotación, producen sonidos armónicos que nos ayudan a equilibrar nuestras desarmonías pues nos producen una sensación de placer, relajación y armonía.

El sonido de los cuencos lleva al cerebro hacia una frecuencia de onda alfa, que es la que nos induce un profundo estado meditativo y  apacible, una gran claridad mental pues el cerebro se comporta de la misma forma a cuando estamos dormidos.

Con los cuencos se realiza la terapia vibracional. Es curioso sentir que los cuencos producen su efecto aunque no estemos atentos a ellos.

Tanto si se utilizan en contacto con el cuerpo como a distancia, ayudan a armonizar el sistema cardiovascular, el sistema nervioso, reducen la segregación de las hormonas del estrés, elevan la producción de endorfinas y aumentan las defensas del organismo.

Los Cuencos de Cuarzo: Los cristales de cuarzo pueden vibrar u oscilar de una forma regular.

Las vibraciones producidas por los cuencos de cristal de cuarzo activan nuestras células y penetran profundamente en todo nuestro ser. Su sonido envuelve el cuerpo como una ola, proporcionando una experiencia similar a un masaje ernormemente sutil o a una profunda y serena meditación.

Los Cuencos nos facilitan el encuentro con nosotros mismos.